1.. La primera media noche

-----
La noche que dejé de rezar fue cuando dormí


Ese oscuro café caliente que bebo en la certeza
de lo que antes fue la primera media noche
al inicio del tiempo
adormece la locura del sueño en cada sorbo.

Ese árbol sin hojas
aún crece en medio del cuarto último
donde suceden los aullidos a la luna llena,
y la dificultad para respirar
asemeja las pesadillas olvidadas
de la esposa, y la hija de mis sueños;
lleva muerta el rostro perfectamente calcinado,
congela con sus manos ardidas por el fuego
a los malditos que huyen del cielo condenado
al camino de las Bermudas.

Esa nostalgia suelta
carcome los blandos ojos necesitados
de las cenizas del cuerpo roído por las llamas
oculto bajo el manto blanco de la inocencia.

Esa noche, en esa noche,
en la primera media noche de total oscuridad
al inicio del tiempo
las más tétricas pesadillas celestiales
advirtieron con su silencio profano
al exhumación del resto del cuerpo calcinado
de la hija de mis sueños;
perfectamente muerta regresa,
y regresa por siempre
a mis siempre fieles pesadillas
desde la primera media noche
al inicio del tiempo.

2.. Conjuro signado

-----
Abrí un espacio palma abajo con un arma blanca
para beber la dulce vid que corre por mis venas,
y ya en estado de beodez
signo la última nota que está cubierta
por la pálida luz de la vela
con palabras conjuras para exorcizar
el bien habido mal
dejado por la flor de loto
que una vez llegué a amar.

Enseguida me desplomo débil en mi lecho
y adormecido espero la luz del nuevo mundo
que me dará la llave para abrir la puerta
que está al fondo del lúgubre cuarto
donde se halla un alma en pena
bañada en la dulce vid
que corre por mis venas.

3.. Trilogía del mal

-----
Apabullado por la efigie de Hannibal, el de aire caníbal,
amordazado y atado de pies y manos –sádico-,
come a expensas de otro su misma materia
derramando la sangre caliente a una copa de metal
para beberla en el ritual sacrílego dentro del círculo de la fe;
protector del espíritu divino; veneno a su piel.



-------------


Escapa de la profundidad quimérica de Freddy
entre gritos que inhiben la razón; fuego contra fuego;
incendiados. Filosas navajas cortan el vientre;
cesárea a la joven madre; padre que reclama a su hijo:
futuro gobernador de las pesadillas,
soberano de lo real entre el cielo y el infierno.



-------------


Miembros mutilados por la inconsciencia de Jason
advierten un sin fin de dolor, de venganza
alentada por una madre insana, nómada en las penumbras;
de hijo ingenuo al castigo, de hijo sediento al placer
nocturno criminal quien temeroso al agua
su furia se marchita. Duerme. Duerme niño del mal.

4.. Recuerdo oxidado

-----
Prendo fuego al frío vientre del recuerdo
que retumba en el vacío de la amargura.
Me baño en sangre nueva bajo la lluvia lagrimada que cae
desde las nubes negras del cielo apático
para remover el óxido de mi templo sagrado que dejaron
tus caricias de verdugo por cuarenta días y cuarenta noches;
fueron como filosos rayos de luna que atraviesan a puñaladas,
abriendo espacios, el ramaje de los árboles
que han visto morir la vida que llevo dentro. Y adentro,
en el salvaje bosque espeso de la discordia,
celebro un ritual de regreso a las sombras:
la cruz tatuada en la tierra en dirección al sur
con el Cristo de espaldas, flagelado, ignorado
por el santo clérigo poseído vestido de negro,
levanto el incensario de plata con mi mano izquierda
donde sahumar el opio para adormecer al reptil que tentó a Eva,
y con mi mano derecha tomo la daga
para abrir su frío vientre,
verter su sangre en el cáliz litúrgico, beber la última gota,
y prenderle fuego al eco del recuerdo:
témele ahora al futuro desde el presente;
oxídate amargo recuerdo en el vacío del olvido.

5.. Seres

-----
A Lucía


Madre, tienes cuatro espectros
como hijos,
sólo tú sabes
cuáles son ángeles,
cuáles demonios,
y cuál es el reino que habitamos.

Tienes, además, un ánima en pena
como esposo
que te brinda la materia prima,
y en los cielos
a tus padres
como ángeles de tu guarda.

Madre, tienes de lo bueno y lo malo
de este y del otro mundo…
y así eres feliz.

6.. Intento suicida

-----
De nuevo intento cortarme las venas
con el bisturí de la furia y la desesperación.
Presiento acariciar mi piel con su filo misterioso
para estar seguro que aún llevo dentro el dolor de tu traición.
Al derramar, gota a gota,
esa sangre contaminada en el tintero,
estaré vertiendo el brebaje con que me hechizaste
falsa bruja quimérica,
y escribiré la sentencia última con tinta sangre
sellando el sacrificio culposo
a tu condena.
Luego, daré paso a que mi cuerpo se debilite
y descanse sobre la cama de rosas negras
que hice para mi próspero funeral,
porque cuando muera
quiero descansar…en paz.

7.. Confesión caníbal

-----
Llevo puesto tus dientes
maldita muerte.
Fui yo quien te asesinó
comiendo tu carne condimentada;
piel salobre por tus lágrimas a mis mordiscos
en cada ruego,
y te sacó los ojos en el primer grito en la penumbra
con la santa cruz que rechazaste
en el evangelio.
Sólo dejé los huesos roídos
para los perros hambrientos.
Regresas desde el inframundo al que te envié,
buscas venganza en los rincones de la noche
porque en el día no me ves.
En cada persona que te llevas,
convenciéndola con falsas promesas: la vida eterna,
siempre esperas que sea yo
para hacerme pagar por lo que te hice.
Tú sabes dónde estoy,
pero finges no encontrarme.
¿Por qué no has venido por mí?
¿A qué le temes?
¿A que lleve un nombre cuando muera?
Y eres tú a quienes todos
le tienen miedo, cobarde.
Valiente muerte cobarde.

8.. Desperté con ganas de punzarme el dedo índice derecho

-----
Desperté con ganas de punzarme el dedo índice derecho
y ponerme a escribir y escribir
hasta perder el conocimiento,
porque ¿cuántas veces encuentras
una aguja en un pajar?

9.. Caperucita Roja

-----
A Fredy Martínez


Ha olvidado su roja caperuza, Leonor,
la inocente niña enferma de otra infancia.

Cubre su cuerpo con el manto de la noche.

Despierta entre secas flores grisáceas olvidadas
llorando el epitafio de su abuela putrefacta
asfixiada bajo tierra húmeda
en un féretro roído por la carcoma.

Fantasmas acechan su inocencia,
refugio de sombras.

En el círculo de la fe invoca el espíritu de su madre
centinela de sus sueños bélicos
en la preciosa soledad
del averno terrenal.

10.. Martirio de muerte

-----
Lamo la entrepierna esquelética de esa señora palidecida
de ojos negros profundos sin párpados,
grita a los mil demonios el momento
mientras el lodo volcánico cubre mis pies encadenados
al mástil de la cruz.

Nada excita esa boca sin labios,
son besos secos y amargos;
inquina voraz.

Succiona mi lengua húmeda,
deja arena en mi boca que no puedo escupir;
se convierte en agua oscura de pantano,
la trago para cesar la vida intoxicado,
alejarme del tormento con su veneno,
sólo provoca un leve mareo,
adormece mi cuerpo,
quedo tendido en sus brazos,
me lleva a su pecho,
me acaricia lenta y fuertemente
y no siento cuando rasga mi piel.

Desencadena mis pies ardidos,
me clava en la cruz del salvador
y se retira tres pasos para observar
a los murciélagos vampiros lamer mis heridas.

11.. Blancanieves

-----
A Fredy Martínez


Exiliada en el bosque comiendo gusanos,
bebiendo agua del pantano,
la ajena reina de los hongos
renuncia a su hermosa santidad.

La blanca nieve se convierte en una espesa alfombra roja;
es la sangre derramada de su madrastra degollada
en el ritual de regreso al trono.

Trae consigo siete demonios injuriosos, perversos, blasfemos,
codiciosos, oscuros, virtuosos, pecaminosos,
tan deseables.
Son los siete pecados capitales hechos carne.
Moran, cada uno, en los siete rincones del lúgubre castillo
de la heredera real.

Siete encuentros diferentes, uno para cada día de la semana,
todos con el mismo propósito:
preservar la ley y el orden en la custodia mansión
de los réprobos por toda la eternidad.

Cada uno líder de su propio subinfierno.
Cada uno amo de sus propios malditos.
Cada uno –súbdito- satisface a su reina
Cada uno le rinde tributo con un sacrificio
al dios de su belleza.

Blancanieves, reina de los siete demonios, y su infierno.

12.. Al final de los días

-----
Han colisionado en el centro de la tierra
los cuatro vientos cardinales en una guerra de tornados
arrasando cadáveres descubiertos; alimento de buitres,
ahuyentando los cuervos; centinelas de tumbas,
mutilando la corolas de las flores; aromas de mujer,
preservando el desorden a su paso en las mentes blancas
de los niños que han visto desfallecer su paraíso.

Se ahogaron las últimas esperanzas
de sentir de nuevo, al final de los días,
el esplendor del silencio.

13.. Pobre cobarde

-----
Situado de pronto al borde del abismo
en el callado silencio ostentoso
los ecos de un ayer fatigaron
con su cansancio el paso del cobarde
que huyó deprisa a su real destino:
sintió a su amada acercarse a la muerte.

Quedó en sus ojos una marca húmeda
Quedó la evidencia en el vetusto hogar
Quedó prometido siempre el regreso
de aquel cobarde que perdió su vida,
pero no ha dejado siquiera de amar.